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20 de agosto de 2025
Renunciaron los encargados de medir inflación y pobreza en medio de versiones de manipulación de los datos

Georgina Giglio era la directora de IPC. Guillermo Manzano fue quién diseñó la nueva metodología para medir la pobreza que, junto a la actualización de la inflación, están freezadas.
Las renuncias de Guillermo Manzano, director de Estadísticas de Condiciones de Vida del Indec, y de Georgina Giglio, directora del Índice de Precios al Consumidor, alimentaron las sospechas sobre la manipulación de las estadísticas oficiales por parte del organismo que dirige Marco Lavagna.
Manzano no era un funcionario más: tenía bajo su órbita los números más sensibles de pobreza y empleo. Su salida dejó flotando demasiadas preguntas. Lo curioso es que nadie en el organismo quiso dar explicaciones.
Manzano había llegado en tiempos de Jorge Todesca -durante la presidencia de Mauricio Macri- y era uno de los técnicos más respetados del Indec. Fue quien avaló la nueva metodología para medir pobreza.
La nueva metodología estaba lista para arrancar, pero quedó en el freezer. Lo motivos son los mismos que frenan la actualización del IPC que mide la inflación: el temor a que los números arruinen el relato electoral del oficialismo.
Como si fuese poco el ruido de la salida de Manzano, este martes también se conoció la salida de la funcionaria que estaba a cargo de medir la inflación, el otro índice que genera dudas. El Indec informó que Giglio "regresa a cumplir funciones en la dirección Provincial de Estadística de la Provincia de Buenos Aires por cuestiones personales" y será reemplazada por Josefina Rim.
Manzano era uno de los técnicos más respetados del Indec y había elaborado la nueva metodología para medir la pobreza. pero Lavagna decidió congelar la actualización, como hizo con el índice que mide la inflación. Se sospecha que no quiere publicar números que arruinen el relato oficial
Las renuncias de Manzano y Giglio son los primeros indicios de que durante la gestión de Milei el Indec podría estar manipulando datos para que la inflación dé por debajo de la realidad, como denunció la CGT. De hecho, la mayoría de las encuestas revelan que la población cree que los números del Indec no reflejan la realidad de la inflación.
Las salidas de Manzano y Giglio genera dudas sobre qué pasa puertas adentro del Indec y, sobre todo, respecto del margen de maniobra que tiene Lavagna para sostener un mínimo de credibilidad sobre su gestión.
Mientras la política discute las ponderación de los precios que determinan la inflación promedio, el organismo -que debería ponerle números claros a esa discusión- se permite perder a uno de sus técnicos clave. Y lo hace sin dar ningún tipo de explicación.
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