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17 de agosto de 2025
Consumos problemáticos en la niñez: el drama que pide pronta solución

Las adicciones a corta edad y que en muchos casos ya anticipan a la adolescencia crean un paradigma complejo y preocupante. Cuál debe ser el abordaje que se impone. La opinión de una experta.
El consumo problemático, o adicción, en la niñez y adolescencia es un tema complejo que requiere una mirada amplia, profunda y comprometida, que tenga como prioridad la prevención, la promoción de la salud y la protección de los derechos de los niños, niñas y adolescentes. Sin duda, implica todo un desafío donde los primeros que debemos observarnos y cuestionar nuestro vínculo con el consumo somos los adultos.
Vanesa Troncozo es una comprometida especialista bahiense, trabaja como operadora socioterapéutica en adicciones, además de ser integrante de la ONG Centro La Misión y co-fundadora de Entramar Consultora Sociocomunitaria. En diálogo con La Brújula 24, abordó el complejo entramado que causa desvelo en los mayores y requiere de suma responsabilidad por parte de la sociedad en general.
“Algo que debemos tener en claro desde un principio es que la adicción es mucho más que ‘drogodependencias’. Adicto es quien tiene una angustia o trauma que no sabe o no puede resolver y busca una salida mediante el placer inmediato”, dijo Troncoso ante la requisitoria de la redacción de este diario digital.
Y agregó que “la problemática no es la droga en sí, sino la angustia individual y colectiva, que no se enfrenta y que se evade mediante esa ilusoria vía de escape que es la adicción. Lo que no podemos poner en palabras muchas veces lo terminamos poniendo en una conducta que nos genera placer, por consecuencia todo lo que genera placer, es potencialmente adictivo”.
“Por eso, hablar de adicciones y de consumos problemáticos en una sociedad y cultura que nos empuja al consumismo, a las recompensas inmediatas, a hacer lo que nos genera placer, no deja exentos ni a grandes ni a chicos”, lanzó, a modo de crítica.
No obstante, resaltó que “desde la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) expresaron su preocupación por el aumento del consumo problemático de sustancias como el alcohol, las bebidas energizantes, el tabaco y la marihuana. También marcaron un uso excesivo de las tecnologías de información y comunicaciones (TICs), como celular, videojuegos y pantallas en general. La información fue desarrollada en un documento denominado ‘La Sociedad Argentina de Pediatría y el consumo problemático: una responsabilidad de todos’”.
“Es fundamental comprender qué significado tiene el consumo para los niños, niñas y adolescentes, ya que puede ser una forma de escape, de búsqueda de identidad o de pertenencia, donde no necesariamente consume quien transita una infancia llena de carencias económicas, sino que también es importante comprender que nuestros niños y niñas hoy pueden padecer de muchas otras necesidades, sobre todo emocionales”, argumentó la entrevistada.
Consultada respecto de las causas que originan esta cuestión, lanzó: “No podemos perder de vista que los consumos problemáticos son la punta del iceberg de los problemas a los que nos enfrentamos, tanto adultos como también niños, niñas y adolescentes. Por lo que las respuestas a esta problemática no pueden simplificarse únicamente en clave de la abstinencia de sustancias o dejar de repetir una conducta. Se debe abordar desde una perspectiva de derechos y salud integral, considerando tanto los factores individuales como los contextos sociales y familiares que influyen directa o indirectamente”.
“Algo importante, a mi criterio, es empezar a promover el bienestar emocional, no hablar únicamente de los consumos o adicciones, sino más bien empezar por hablar con nuestros niños y niñas sobre que les está pasando internamente, que les gusta y que les disgusta, sobre sus preocupaciones sin minimizarlas ni ridiculizarlas, sobre el verdadero valor del encuentro con un otro a través de la palabra, la mirada y la presencia sin pantallas de por medio, sobre cómo hacer frente al aburrimiento, que no es solamente falta de diversión sino la mayoría de las veces es falta de sentido de propósito y proyecto de vida. La educación emocional es imprescindible como mecanismo efectivo de acompañamiento y de prevención de conductas adictivas”, apuntó Troncozo.
Sin embargo, aseveró que “para que esto sea efectivo nuestros niños y niñas deben encontrar adultos disponibles y dispuestos a guiar, escuchar, y acompañar todas sus emociones, aquello que piensan y opinan, pero sobre todo adultos que tengan coherencia entre lo que dicen y hacen, o que al menos no se muestren desde un lugar de perfección en la vida, de saberes acabados, sino más bien capaces de mostrarse vulnerables y dispuestos a pedir perdón cuando sea necesario”.
“La prevención de las adicciones tiene que comenzar indefectiblemente desde edades cada vez más tempranas, desde un abordaje integral que involucre y comprometa a las familias, escuelas, los servicios de salud y la comunidad en general desde la corresponsabilidad que tenemos todos y todas en el cuidado y protección de los derechos de nuestros niños y niñas”, aclaró yendo al aspecto medular del flagelo.
La prevención es una tarea silenciosa, que requiere de varios elementos, como pueden ser:
- Que lo urgente no nos distraiga de lo importante. Culturalmente tenemos la tendencia de ocuparnos más de lo urgente, los emergentes, la asistencia de las adicciones, de aquellas realidades ya vulneradas, por sobre prevenir lo que nos toca asistir. Claro que es importante resolver lo urgente de aquellos niños y niñas que están expuestos a los consumos problemáticos, pero tenemos que darnos el tiempo de poder ver y reconocer cómo fortalecer aquellas habilidades sociales y factores de protección para que quienes aún no han caído en un proceso adictivo no lleguen a esa instancia.
- Programas y políticas públicas a largo plazo. Para esto es necesario consensos, dejando de lado diferencias, mezquindades partidarias u oportunismos electorales donde solo se muestra lo “peligroso” que pueden ser los niños y niñas, dejando de lado soluciones reales a los peligros y necesidades estructurales a los que se encuentran expuestos.
- Dejar de naturalizar conductas que no son saludables como si lo fueran. No podemos resignarnos a convivir con aquello que no nos gusta como si no tuviésemos más remedio. Casi con naturalidad apreciamos la pobreza, la exclusión, la violencia, los excesos los fines de semana, contra lo que pareciera que ya nada podemos hacer, o como si fueran otros quienes tienen que hacerse cargo, menos nosotros. Prevenir requiere dejar de tolerar socialmente lo que muchas veces asumimos como normal, porque aquello que naturalizamos, a lo que nos acostumbramos, difícilmente podremos comprometernos a modificar. La violencia, los consumos problemáticos, son conductas que ningún niño o niña nace con ellas, sino que las aprende ¿Qué estamos enseñando?
- Amar y estar. Nada cambia más la realidad de nuestros niños, niñas y adolescentes que la mirada que ponemos los adultos sobre ellos. Dejar de etiquetarlos y estigmatizarlos, por el contrario, mirarlos con ojos de oportunidad y esperanza, no porque ellos sean el futuro, sino porque ellos son el presente y hoy son personas dignas de nuestra atención, reconocimiento, respeto, valoración y cuidado. Poner límites que protejan, que sostengan y dejen crecer. El amar se sustenta en un estar pleno, consciente e intencional. ¿Qué mirada estamos poniendo sobre ellos? ¿Los estamos mirando realmente?
Por último, Troncozo reprodujo una frase de Eduardo Galeano, quien dijo: “Que haya niños, no implica que haya niñez. El amor es para la niñez lo que el sol es para las flores y plantas”, al tiempo que concluyó relatando que “cuando manifestamos afecto, aceptación, empatía, presencia, escucha y respeto, hacemos a la niñez visible. No dejemos de mirarlos, con atención, con amor, con ganas de aprender de ellos, con expectativas de que nuestros niños y niñas pueden ser mejores que nosotros”.
Si tenés problemas con las drogas o el alcohol, llamá al 141. Asistencia gratuita, anónima y en todo el país durante las 24 horas, todos los días del año.
Por Leandro Grecco
Facebook: Leandro Carlos Grecco/Instagram: @leandro.grecco/X: @leandrogrecco
La brujula
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