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DEPORTES

19 de noviembre de 2025

Chamot en el Rojinegro: trabajo, humildad y fe en una charla que marcó a los jóvenes

El exdefensor de la Selección Argentina visitó el club y compartió con jugadores de Primera y juveniles una profunda reflexión sobre sus inicios, su paso por la élite del fútbol mundial y la importancia del esfuerzo personal y la espiritualidad en su vida

Primera Parte: Trabajo y convencimiento

“Que la oportunidad te encuentre trabajando”, afirmó José Antonio Chamot, el exjugador internacional y referente de la Selección Argentina que supo compartir vestuario y campo de juego con Diego Armando Maradona, además de figuras como Batistuta, Balbo, Simeone, Redondo, Islas y Ruggeri, entre otros.

Chamot visitó las instalaciones del Rojinegro y dialogó con los jugadores de Primera División y los jóvenes que están dando sus primeros pasos. “Yo fui muy pobre, y mis viejos hacían lo imposible para que no se note. Fueron tiempos difíciles. Muchas veces fui a entrenar con las zapatillas rotas, pero siempre encontrás gente buena en los clubes, gente que no solo te ayuda con lo material, sino también en las decisiones que hay que tomar para ser profesional. Muchas veces pensé en dejar el fútbol porque no creía en mí. Cuando surgió la posibilidad de probarme en Rosario Central, no quería saber nada, convencido de que no me iban a elegir. Pero vecinos y allegados a mi familia insistieron tanto que terminé yendo. No era muy bueno con la pelota —ya tenía pinta de defensor—, pero poseía un gran estado físico. Corría mucho y trataba de aprovecharlo. Me ponían acá, yo iba. Me mandaban allá, yo iba. No tenía problemas porque siempre estuve muy entrenado. La oportunidad me encontró trabajando”.

Sobre su llegada a la Selección, recordó uno de los momentos más fuertes de su carrera: “Jugar con Maradona fue lo máximo. Me convocaron para el partido contra Australia en la cancha de River y pudimos clasificar al Mundial 94. Ya en Estados Unidos, antes del inicio del partido, mientras se entonaban los himnos, miré a un costado y estaba Maradona; miré al otro y estaban Batistuta, Simeone, Redondo, Ruggeri… monstruos. No lo podía creer. Yo, que había ido a entrenar tantas veces con las zapatillas rotas, estaba ahí con ellos”.

Chamot también habló del sacrificio necesario para mantenerse en el alto rendimiento: “Maradona se entrenaba tres veces al día. ¿Qué quedaba para mí? Entrenar diez. Hay que ser consciente de las virtudes y de las limitaciones propias. La lucha no es contra el otro, es contra uno mismo. Hay que creer y soñar con ser profesional, pero si no trabajás, no alcanza. Hay que cuidarse: descansar bien, alimentarse correctamente y disfrutar lo que uno hace. Así llegan las oportunidades. Cada vez que entro a la cancha voy positivo, a ganar, convencido, apoyando al compañero, resaltando las virtudes y no los defectos. Somos un equipo”.

 

Segunda Parte: La importancia de lo espiritual

En la segunda parte de su charla, el exlateral profundizó en la dimensión espiritual de su vida. Instó a los presentes a “creer en Dios, buscarlo y hablar con Él; contarle las penurias; vivir de acuerdo con sus mandamientos”. Sostuvo que, cuando lo material no llena, “aparece Dios, que todo lo ve y todo lo puede. Él nos abraza como padre y protector. Los malos momentos pasan rápido y los oscuros se desvanecen en su presencia. El fútbol puede dar fama, dinero, mujeres, aventuras y más, pero si no tenés a Dios en el corazón, aun teniéndolo todo, sos infeliz”.

“Conozcan a Dios, búsquenlo y entréguenle su vida. Reconozcan que lo que han conseguido es por su gracia. Cumplan sus mandamientos para difundir la palabra de salvación y amor. ¿Por qué llevar la palabra? Porque la mayoría de los chicos que se dedican al fútbol vienen de lugares muy humildes, como fue mi caso. Había muchísimos como yo”.
Y agregó un testimonio personal: “En Europa tenía contrato, plata, una familia creciendo, casa, auto… y aun así sentía una angustia terrible. Varias veces me echaron del entrenamiento por eso. Pero conocí a Dios, le conté lo que me pasaba, y poco a poco mi vida cambió. Antes sentía la necesidad de Dios; ahora llevo su palabra”.

José Antonio Chamot, un campeón forjado en la lucha, el esfuerzo y la fe, comparte hoy sus experiencias para inspirar a los jóvenes a ser buenos deportistas y mejores personas

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