Comerciantes y feriantes: ¿antagonistas o víctimas de un sistema que los empobrece?
La polémica esta instalada a partir de la presentación de un proyecto al HCD de Cnel. Rosales por parte de 40 comerciantes locales solicitando la prohibición de feriantes de la actividad por considerarlas perjudicial a el andar comercial.
El conflicto aparente
En muchos barrios y ciudades, la relación entre comerciantes formales y feriantes suele presentarse como una competencia directa: los primeros denuncian ventas “desleales” sin carga impositiva, mientras que los segundos se defienden señalando que son la respuesta al desempleo, a la informalidad estructural y a la falta de oportunidades.
2. Dos caras de la misma moneda
Lejos de ser enemigos naturales, ambos sectores comparten un mismo problema: un sistema económico que asfixia.
Los comerciantes cargan con impuestos altos, tarifas de servicios en aumento y regulaciones que dificultan sostener un negocio estable.
Los feriantes sobreviven con la inestabilidad del trabajo informal, sin acceso a obra social, crédito ni seguridad social, y expuestos a decomisos o persecución estatal.
3. El trasfondo estructural
El antagonismo se alimenta porque el Estado, en lugar de garantizar condiciones de equidad, traslada la responsabilidad a los sectores más débiles. Así, comerciantes y feriantes terminan disputando migajas, mientras los grandes monopolios concentran la producción, la distribución y el consumo.
4. ¿Enemigos o aliados potenciales?
La pregunta clave es si comerciantes y feriantes deben enfrentarse entre sí o reconocerse como víctimas de un modelo económico excluyente. Ambos son trabajadores que buscan vivir de su esfuerzo, pero la falta de políticas inclusivas los empuja a competir y no a cooperar.
5. Una salida posible
Promover espacios de diálogo y organización conjunta, que reclamen al Estado reglas claras y apoyo real.
Pensar en regímenes especiales simplificados que permitan formalizar sin ahogar.
Impulsar mercados populares y ferias integradas que articulen la producción local con el comercio minorista.
En conclusión, comerciantes y feriantes no son antagonistas naturales, sino más bien víctimas de un sistema económico desigual. El verdadero desafío es transformar esa aparente rivalidad en una alianza que dispute mejores condiciones de vida frente a quienes sí concentran el poder y la riqueza.
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